Escrito por Enrique García.
La irrupción de la estadística avanzada en la NBA durante la época cambiada hizo que el juego cambiase por completo. Las franquicias adoptaron estilos centrados en sacar el máximo de cada posesión y en tener la mayor efectividad posible, y eso ha llegado a tener el efecto de dejar incluso fuera de la liga a algunos jugadores espectaculares pero cuya efectividad global estaba en duda. Algunos de ellos eran visto casi como posibles estrellas, otros sufrieron lesiones que les hicieron perder efectividad, y lo cierto es que la liga se fue alejando poco a poco de estos “jugones” de alto volumen y rentabilidad cuestionable.
Eso ha hecho que haya algunos aficionados que repudien el concepto de las “analytics” o de las estadísticas avanzadas, porque se ha creado una especie de enemigo o villano, que se utiliza para criticar a aquellos que se mueven principalmente por los números, las estadísticas y lo que dicen las hojas de cálculo. Estas críticas y algunas de las percepciones que se tienen poseen una base verdadera, mientras que en otros casos son falsas, así que vamos a destacar y contraargumentar contra algunas de estas creencias.
Cómo introducirte en la estadística avanzada y no perderte en el intento
Argumento: “El goce de ver y disfrutar los partidos ha sido reemplazado por los box scores y las fórmulas. Con ver las estadísticas puedes saber lo que ha pasado en un partido”.
Respuesta: El juego siempre será lo primero. Las estadísticas nunca podrán reemplazar a la visualización del partido. Aunque haya gente pueda basarse solo en las estadísticas, estas nunca llegarán a cubrir algo cercano a la totalidad de lo que sucede en una cancha de baloncesto. Los números son un apoyo que complementa a lo que nos dicen nuestros ojos cuando vemos un partido, nunca al contrario.
Aunque sean complementarias y lo ideal sea utilizar ambas, siempre sabrá más lo que ha sucedido quien haya visto el partido que quien haya visto la hoja de estadísticas. Pero que podamos mirar más profundamente al juego gracias a las diferentes fórmulas no hace que se arruine.
Argumento: “La estadística avanzada dice que lo mejor es tirar muchos triples, y eso hace que se pierda la variedad en el juego”.
Respuesta: Es posible que al principio, con los Warriors de Curry y los Rockets de Harden, esta visión fuera extendida como concepto básico. Pero las fuentes de datos y los tipos de estos han mejorado mucho en los últimos años, y han dejado anticuado eso de cuanto más triples se lancen mejor aunque sea por pura matemática.
La calculadora dice que lanzar un mediocre 33% en tiros de tres tiene el mismo impacto que un eficiente 50% en tiros de dos puntos, pero no es tan sencillo como eso, porque no todos los lanzamientos de cada puntuación se realizan desde la misma zona ni en las mismas condiciones.
Lo que sí que es real es que cada vez se prima más la calidad de los lanzamientos. Por eso los lanzamientos de dos puntos justo dentro de la línea de tres puntos han desaparecido, porque es más efectivo dar un paso atrás y tirar de tres. Eso mejora al juego. Pero también es más efectivo un intento claro de dos puntos cerca del aro que uno de tres puntos. Lo importante no es tanto tirar de tres o de dos, lo importante es la calidad del lanzamiento.
Argumento: “La defensa no se puede medir de manera completa y eso siempre va a dejar cojas a las estadísticas”.
Respuesta: Aquí hay buena parte de verdad, aunque cada vez se pueden medir más factores. La calidad de la defensa de un jugador o de un equipo se puede medir cada vez con más estadísticas, aunque siempre será más complicado hacerlo que con el ataque.
Ahora mismo a través de cámaras y los sistemas avanzados de rastreo se puede saber de forma bastante fiable quién estaba defendiendo al jugador que anota, quién ha fallado en las rotaciones defensivas, los balones que se tocan aunque no llegue a producirse el robo, cómo varía el porcentaje del atacante en función de qué jugador le defienda, quién saca más faltas en ataque, quién permite menor porcentaje de acierto en el aro…
Otra cosa son los intangibles. Estos influyen en los números, tanto los del jugador en cuestión como los de sus compañeros, pero no se puede medir en una cifra el liderazgo de Draymond Green en la faceta defensiva, por ejemplo. Aunque eso sucederá también con el ataque.
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Argumento: “No nos podemos fiar de estadísticas como el rating defensivo, que dicen que Furkan Korkmaz (100.3 puntos encajados por cada 100 posesiones) defiende mejor que Rudy Gobert (104.9)”.
Respuesta: Uno de los mayores problemas que existen con las estadísticas avanzadas es que muchas veces no se saben utilizar, o se usan mal o en contextos en los que no son útiles, y por eso es importante saber también en qué situaciones sirve de algo una estadística y en cuáles no es aplicable.
De esta manera, el rating defensivo no es una muestra del impacto defensivo de un jugador, sino del impacto defensivo que tienen los quintetos en los que ha participado ese jugador. Este rating mide la cantidad de puntos por cada 100 posesiones que mete el equipo rival cuando él está en la pista. Todo el equipo rival, no solo el jugador al que él defiende. Con lo cual, tanto el rating ofensivo como el defensivo son estadísticas colectivas, no individuales.
Argumento: “Las estadísticas avanzadas han hecho que se creen dos categorías de jugadores: los “real hoopers”, jugadores de baloncesto que son muy buenos más allá de las estadísticas, y los “analytics darlings”, jugadores que en otras épocas habrían pasado desapercibidos pero ahora triunfan porque son efectivos.
Respuesta: Esto de los “jugadores reales” y los “jugadores de analytics” es algo con lo que parecen muy obsesionados algunos exjugadores como Kenyon Martin, quien decía hace no mucho que la gente de baloncesto real sabía que Kyrie Irving era el mejor jugador de los Dallas Mavericks, y no Luka Doncic.
Más allá de eso, la realidad es que los “real hoopers” y los “analytics darlings” al final terminan siendo muchas veces los mismos. Solo que unos dicen “Kawhi Leonard es imparable” y los otros dicen “los Clippers tienen un Net Rating de +15 puntos con Kawhi Leonard en la pista”. A la hora de la verdad, ambos están diciendo lo mismo.
Lo que esconde el querer enfrentar a la estadística avanzada con los “jugones” clásicos es el miedo a la evolución del juego y cierta nostalgia con el deporte con el que crecieron. Pero esta no es la primera vez ni será la última en la que el baloncesto evoluciona y con ello cambia el prototipo del jugador ideal o los sistemas que utilicen las franquicias. Y es mejor adaptarse que quedarse anclado en el pasado.
Pero también es cierto que las estadísticas son una traslación de algo muy complejo que sucede durante 48 minutos en una pista a una hoja de cálculo, con lo cual ya es una reducción. Y aunque utilizar las cifras y alejarse así de lo emocional del deporte pueda dar una visión de objetividad a la hora de realizar un análisis, la interpretación de los datos, o incluso la selección de estos para dar más valor a unos y menos a otros, siempre será algo subjetivo. La estadística avanzada ayuda a comprender qué es lo que ha pasado, pero nunca te dirá por qué ha sucedido.
Muchas veces no sirve de nada tener toneladas de información en tus manos si después no sabes qué hacer con ella, desconoces como comunicarla, o en qué contextos puedes aplicarla y en cuáles no o es mejor utilizar otro tipo de información. Eso pasa a menudo con la estadística avanzada y el baloncesto. Los números no van en contra de la forma clásica de vivir el juego, solo profundizan en ella.