PUNTOS FUERTES: Kevin Durant. Abrumador talento ofensivo y tiro exterior.
PUNTOS DÉBILES: Rotación del pívot. Defensa de perímetro.
Desde que Kevin Durant y Kyrie Irving unieron sus caminos en los Nets (el verano de 2019), la franquicia solo ha sido capaz de ganar una eliminatoria de Playoffs. Durant no jugó el primero de esos cursos, por lesión. Pero durante los dos años posteriores han ocurrido un sinfín de situaciones disfuncionales dentro de un organigrama que, magistralmente llevado hasta ese punto, se ha enfrentado a la complejidad de dar el último paso. Más cuando entregó su destino a estrellas tan determinantes en pista como particulares fuera de ella.
Brooklyn pudo pensar que aceptar el fracaso con James Harden, traspasado a los Sixers el pasado febrero (en un movimiento que hizo llegar a Ben Simmons y Seth Curry a Nueva York), permitiría relanzar un proyecto con recursos de sobra como para luchar por el campeonato. Desgraciadamente para ellos, la calma estaba lejos.