PUNTOS FUERTES: Desequilibrio individual. Equipo trabajado y resolutivo en el clutch.
PUNTOS DÉBILES: La defensa interior. Plan A con escasa amenaza al triple.
Los Bulls pusieron fin a la sequía y, tras cuatro años sin pisar las eliminatorias ni alcanzar el cincuenta por ciento de victorias, completaron un excelente curso, logrando ambos hitos. Sin embargo, el recorrido dejó una sensación de cierta amargura en la franquicia y su parroquia por lo que pudo haber sido y no fue, algo motivado por la baja de dos jugadores clave.
Chicago mostraba un tremendo 27-13 de balance –en la cumbre del Este- cuando, a mediados de enero, Lonzo Ball dejó de jugar a causa de problemas en la rodilla. No volvería a pisar pista en toda la campaña y, para colmo, a su ausencia se uniría la de Alex Caruso, que estando otros dos meses de baja desnudó el perímetro y resquebrajó el orden defensivo de un Billy Donovan al que desde el inicio de la temporada le había faltado también el alero Patrick Williams. Chicago bajó mucho atrás, terminó el curso con un récord negativo (19-23) y apenas pudo oponer resistencia en su serie ante Milwaukee.