La llegada del mes de febrero en la NBA significa tres cosas. La primera, que llega el parón del fin de semana del All Star Game. La segunda, con relación directa, que empieza extra oficialmente la segunda parte de la temporada. Y la tercera, y la que más afecta al transcurso de la competición, es que el segundo jueves del mes es la fecha límite para el mercado de traspasos. El día 8 de febrero a las 21 h de España (15 h en la costa este de Estados Unidos) marca el último momento en el que dos franquicias pueden intercambiar jugadores durante la temporada.

*Artículo publicado el 07/02/2023

El año pasado fueron 20 movimientos que involucraron más de 60 jugadores, incluyendo a los españoles Ricky Rubio, Serge Ibaka y Juancho Hernangómez dos veces, junto a 27 rondas del draft. Nombres como James Harden, Ben Simmons, Domantas Sabonis o Tyrese Haliburton cambiaron de equipo. Ellos ocuparon los titulares en la prensa, pero hubo muchos jugadores afectados. Y es que los primeros días del mes de febrero son el peor momento para ser un jugador NBA, cuando el jugador deja de tener control sobre su futuro y no sabe dónde acabará el mes. 

En las últimas semanas pude hablar con diez jugadores de diferentes vestuarios NBA que han sido traspasados en algún punto de su carrera durante el deadline de febrero, algunos en 2022 o incluso múltiples veces, sobre cómo la opción de ser traspasado puede afectar el día a día de los jugadores y las consecuencias de ser movido a mitad de temporada. Y la frase más repetida es clara: “Uno solo puede controlar lo que puede controlar, no puedes hacer nada al respecto”. Cómo se siente ser traspasado por primera vez, el efecto de los rumores y redes sociales o la complejidad de mudar a una familia entera. 

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La sorpresa de ser traspasado

Justice Winslow ha sido traspasado dos veces, la última el pasado año, de los Clippers rumbo a los Blazers. “Un par de días antes de la fecha tuve la sensación de que podía suceder, solo hablando con mi agente, lo que me estaba diciendo”, me contaba. “No me pilló totalmente desprevenido, pero en cualquier caso, en ese momento todavía estaba un poco sorprendido, y tuve que tomarme un segundo para asimilarlo todo“. Y eso que era la segunda vez que cambiaba de franquicia. “Sabía que estaba ahí, pero no podía hacer nada. Seguí mandando mensajes a mi agente“.

Veterano con doce años de experiencia en la NBA, Derrick Favors firmó un contrato de 10 días con los Hawks este mes de enero. Se ha vuelto un trotamundos, habiendo jugado en cuatro equipos antes de llegar a Atlanta. Y su experiencia es clave para ayudar a los jugadores jóvenes cuando llega la fecha de traspasos. “Es algo por lo que tienes que pasar la primera vez para entenderlo realmente, puede ser desalentador, puedes sentir que los equipos no te quieren o cosas así. Puedes tener la sensación de que no eres lo suficientemente bueno, pero una vez que te das cuenta de que tienen un negocio en marcha, es diferente”. 

No siempre el jugador es consciente de que puede salir traspasado. Para Isaiah Hartenstein, ahora mismo en los Knicks, el movimiento de Denver a Cleveland fue una sorpresa: “Era una situación en la que pensábamos que no iba a ocurrir. Nunca se sabe, en 2021 todo iba bien, y entonces se produce un traspaso en el que en el último minuto se dice ‘él tiene que estar en el traspaso’ y me tocó salir“. Ahora, con contrato garantizado por los próximos tres años, está mucho más tranquilo. “Vaya donde vaya, seguiré cobrando lo que firmé. Mentalmente, estoy preparado para lo que pueda pasar, pero ya no le doy demasiada importancia a la fecha límite para los traspasos”. 

En el caso de su compañero de vestuario, Evan Fournier, su movimiento también le pilló por sorpresa en 2021. “No sabía que me iban a traspasar ese año en Orlando”. Y el cambio, con además la pandemia en su máximo auge, fue muy duro. “Fue algo brutal. De un día para otro, ir a un equipo diferente, aprenderlo todo, encontrar un sitio, especialmente cuando tienes familia, esa es probablemente la parte más dura”, algo que insistieron varios jugadores. “Cuando eres joven no pasa nada, pero cuando tienes hijos, la cosa cambia. Mudarse a Boston fue duro, muy duro“.  El francés es otra vez candidato a ser traspasado este febrero.  

Para Bobby Portis fue una sorpresa también. “Me enteré cinco minutos antes de que cerrara el mercado”, explicaba en el túnel de vestuarios del Scotiabank Arena. “El entrenador me llamó a su despacho. El general manager, el asistente del general manager, el propietario, todo el mundo estaba en la oficina, y me dijeron que me habían traspasado a Washington por Otto Porter Jr.“. Eso fue en 2019, aunque desde noviembre de 2020 ha encontrado en Milwaukee un hogar. “Algunos jugadores saben que pueden ser traspasados, sus agentes se lo notifican con antelación, y otros, como yo, surge de la nada”.

Aunque los hay que se lo toman mejor que otros. Por ejemplo Justin Holiday, quien ha sido movido tres veces antes de la fecha límite, lo mira con una mentalidad positiva. “La primera vez no me lo tomé como algo personal, ni siquiera la segunda. Alguien te quiere, y eso es lo que realmente importa. Si lo ves así, que otra franquicia te quiere, funciona“. El pasado mes de julio fueron los Hawks los que le buscaron en el traspaso de Kevin Huerter y ahí sigue, siendo importante en Atlanta. 

Mudar una vida

Para los seguidores de la NBA, un traspaso de un jugador implica ganar o perder una pieza en tu equipo, pero para los jugadores es completamente diferente. Implica mudarse a la otra punta del país. En el caso de Drew Eubanks, el ajuste más grande fue su familia. “Es un gran ajuste sin duda, definitivamente más difícil cuando estás casado y esas cosas, para las esposas y los hijos, porque tienen que poner sus vidas en espera solo para estar donde estamos solo para que la relación tenga éxito”. En su caso, fue su mujer quién tuvo que hacer el esfuerzo más grande. “Ella tiene que hacer nuevos amigos, quiere trabajar, así que tenía que resolver en el escenario laboral, y ese es el punto más duro“. 

¿Cómo se puede evitar una situación así? Según Hartenstein, la clave es “dejar que tu familia sepa qué puede pasar. Creo que esa es la parte más importante, prepararlos”. Aunque cuando ha sucedido una vez es más sencillo. “Si ya han pasado por ello, especialmente si te han traspasado antes, ya saben lo que es”. En el caso de Josh Hart, en Portland, el año pasado sabía que iba a salir. “Fui al entrenamiento por la mañana, pero sabía que me iban a traspasar sobre las dos o las tres de la tarde”, me contaba. Este año, en cambio, la situación es diferente: “Confío en mi agente, que mantiene un diálogo abierto con todos los implicados siempre, con los Blazers, conmigo y con otras franquicias”.  

Y es que no es lo mismo para todos los jugadores. “Para la mayoría de los jugadores, la fecha límite no está en sus manos, salvo para las grandes superestrellas”, explica Justice Winslow. Aunque todos los miembros del vestuario están igual de implicados. El internacional español Serge Ibaka, quién será traspasado durante este mercado, asegura que cada jugador está pendiente de lo que hace su franquicia. “Los jugadores que son estrellas lo pasan tranquilamente. Pero igualmente, tú tienes que pensar siempre en el equipo: ¿vamos a añadir a alguien? ¿Vamos a mejorar el equipo?” Lo bueno es que todo acaba el día 9. “Cuando el deadline pasa, todo el mundo se tranquiliza mucho” insiste Ibaka.

Afectan y mucho los rumores en los vestuarios. Para Favors es algo por lo que “todos jugadores y todos los equipos pasan”. El problema es que desde su primera temporada en la NBA al presente, la situación ha cambiado por completo. “Es duro porque ahora tienes que verlo en las redes sociales, enciendes el teléfono y lo ves, tu familia te envía mensajes de texto sobre rumores, ves tu nombre en la televisión”. Es una constante 24 horas al día, siete días a la semana. “No puedes escapar de ello, pero es algo con lo que tienes que lidiar, entender que viene con este trabajo. Intentar no centrarte demasiado en eso, si me traspasan, me han traspasado, y si no, no”. Porque sí, es un negocio. 

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“Es un negocio”

Para Bobby Portis es importante entender que la NBA es un negocio. “Los equipos hacen lo que es mejor para ellos y para la franquicia. Hay que seguir adelante, pero no creo que sea un día para el que puedas estar realmente preparado, si ocurre tienes que aceptar lo que venga y seguir adelante” explicaba el jugador de los Bucks que fue traspasado en febrero de 2019. Y en la misma línea se mueve Josh Hart. Ahora en el vestuario de los Blazers, llegó el pasado mes de febrero desde New Orleans. “Sin duda es una situación interesante, pero solo puedes controlar lo que puedes controlar, así que céntrate en tu juego, ayuda al equipo”. 

Fournier lo vive mucho más relajado. “Es un día normal. Si es un día de partido, me voy a echar una siesta y cuando me despierte sabré si me han traspasado o no. ¿Por qué iba a cambiar mi rutina y hacer algo diferente cuando no tengo ningún control sobre ello?”. En la misma línea se mueve su compañero Svi Mykhailiuk. “No puedes hacer nada al respecto. Haz lo mismo que haces todos los días y lo que tenga que pasar, pasará. Tienes que controlar lo que puedas controlar“. El ucraniano ha sido traspasado dos veces, en 2019 desde Los Angeles Lakers rumbo a Detroit y dos años después de Michigan a los Thunder, y sabe que la opción siempre va a estar sobre la mesa. 

¿Hay una manera óptima de vivir las últimas horas? Desde el punto de vista de Winslow, no. “No hay nada que puedas hacer. Solo prepararte mentalmente, pero no es algo en lo que quieras pensar demasiado, no quieres que afecte a tu juego”, una idea que complementa Favors. “Tienes que centrarte en ti, en el equipo, en la cancha. No prestar atención al exterior, centrarte en lo que tienes que centrarte, controlar lo que puedes controlar y si te traspasan, te ha traspasado, no puedes controlarlo. Y si no, has seguido teniendo una influencia positiva para la organización y el equipo“. Y sobrevivir la fecha límite de traspasos sin preocupaciones es algo que se va aprendiendo con el tiempo. 

“Todos llevamos aquí un tiempo, yo llevo diez años, así que entiendes que existe la posibilidad de que te traspasen, pero en realidad no afecta a tu forma de jugar. Solo tienes que salir ahí fuera y hacer tu trabajo“, insiste Justin Holiday. Y lo mejor para algunos jugadores es ni pensar en ello. En palabras de Isaiah Hartenstein, “pase lo que pase, pasará igual. Es a lo que te acostumbras en este negocio. Si estás en casa preocupándote por lo que va a pasar o no va a pasar…”. Febrero es y seguirá siendo un mes complicado para muchos jugadores NBA. Lo confirma Serge Ibaka: “es un momento un poco difícil, especialmente para los jugadores que no saben si van a seguir en el equipo o pueden salir”. 

Porque detrás de cada traspaso hay mucho más que un movimiento deportivo para traer un jugador o conseguir un pick alto de draft. Cada trade puede cambiar la vida de un jugador, una familia y una persona. A veces va mucho más allá del baloncesto.

Escrito por Alejandro Gaitán (@alejandroggo)

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