Por Alejandro Gaitán (@alejandroggo)
De 1946 a la actualidad, el baloncesto ha evolucionado a un ritmo trepidante, probablemente más que cualquier otro deporte mayoritario. Pero si miramos únicamente los últimos 13 años, desde 2010 hasta el presente, el cambio de juego ha sido casi tan mayúsculo como en los anteriores 60. El crecimiento físico del jugador promedio, el movimiento del juego al exterior de la pista y sobre todo, la implementación del triple como recurso y no arma sorpresa han sido los tres principales factores. Y la NBA ha sabido leerlo, adaptando su normativa y estilo al mismo ritmo que el deporte cambiaba.
CONTENIDO EXCLUSIVO: Los momentos inolvidables de ANTONI DAIMIEL en la NBA
Hemos visto a Kobe, a LeBron James, a Kevin Durant, a Stephen Curry o a Kawhi Leonard ganar anillos y MVPs, pero hay un protagonista que marca un antes y un después en la última década. Alguien que, solo su llegada, cambia la era de la NBA: Steve Kerr. Antes de 2015, la NBA es una; desde que el ex-jugador se sentó en el banquillo de los Warriors, la liga tomó otro rumbo, además de que vimos crecer a la mejor dinastía de lo que va de siglo. Han pasado demasiadas cosas en los últimos trece años como para dejar de analizarlo, pero todo empezó con una decisión.
Una que para muchos fue mal tomada, pero que abrió la puerta del futuro.
La década de los 2000: La NBA se abre al mundo
Decisiones
En Julio de 2010, LeBron James sacudía la NBA. El de Akron anunciaba en un especial en ESPN que dejaba Cleveland y ponía rumbo a los Miami Heat junto a Chris Bosh, donde se encontrarían con Dwayne Wade, campeón en 2006. El objetivo, y cito textualmente, era ganar “no solo un anillo, ni dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco, ni seis, ni siete…” con los Heat. En sus primeros siete años, James solo pudo jugar unas finales donde salió barrido, pero en Florida partía como máximo favorito al anillo desde el primer momento.
No fueron siete, pero sí que ganó un par en Miami. Fracasó en su primer año, perdiendo en las finales ante unos Mavericks inferiores en papel — las únicas finales donde LeBron salía como claro favorito y no conseguía el anillo. Y ese 4-2 que se llevó Dallas encendió un fuego que hizo a James dominar la liga dos años seguidos. En 2012 se llevó el MVP, aunque los Bulls de Derrick Rose consiguieron un mejor récord en el Este. Y fueron superando serie a serie, cada una más difícil que la anterior: 4-1 ante los Knicks, 4-2 ante unos Pacers con un jovencísimo Paul George y 4-3 ante los Celtics en la gran exhibición de LeBron James.
Con 3-2 abajo y jugando el sexto partido en Boston, el de Cleveland anotó 45 puntos con 15 rebotes en el TD Garden para forzar el séptimo en Miami, un partido que a la postre significaría el final del big-3 de los Celtics con la salida de Ray Allen rumbo a los Heat. Y en las finales esperaban los Thunder, en un duelo Durant contra LeBron que parecía iba a dominar la próxima década. Los Thunder ganaron el primero y no volvieron a sumar otra victoria. LeBron James era, por fin, campeón de la NBA.
El de 2013 tuvo todavía más suspense. Si bien el camino fue más sencillo, con series en cuatro ante Bucks y cinco ante Chicago, los Pacers de Paul George hicieron sudar a Miami hasta el séptimo. Pero lo mejor llegó en las finales. Otra vez Miami 3-2 abajo, esta vez en casa. Con 28 segundos, Ginobili anotaba un tiro libre y ponía a los Spurs cinco arriba, todo de cara para cerrar otro título para San Antonio, pero dos triples, uno del propio LeBron y otro de Ray Allen a la desesperada tras un rebote ofensivo, mandaban el partido a la prórroga. Miami vencía ese sexto y el definitivo, sumando el segundo anillo para los Heat, y el segundo MVP de las Finales para Bron. Más dura será la caída, debieron pensar en San Antonio.
Los Spurs de 2014 fueron uno de los equipos que mejor baloncesto jugó en la historia de este deporte, un juego coral, ágil y bello a la par que efectivo. Fueron el mejor equipo de la temporada regular y fueron los mejores en playoffs, solo los Mavericks les hicieron sangrar en primera ronda forzando el séptimo. En las finales abusaron de los últimos Heat de LeBron James que antes de tomar la segunda gran decisión de su carrera NBA. El verano de 2014, ahora ya con dos anillos, decidía volver a Cleveland.
El Rey volvía a casa, larga vía al Rey.
La era de Stephen Curry
Una pena que para cuando LeBron James aterrizaba en los Cavaliers, donde se juntaba con otro big-3 al lado de Kyrie Irving y Kevin Love, empezaba una era nueva en la NBA. Todavía no lo sabíamos, todavía no éramos plenamente conscientes, pero ese mismo verano significó el inicio de la última gran dinastía que el baloncesto ha visto. Quizás la mejor, quizás la que más ha influido el baloncesto moderno. Seguro, una de las que más talento ha conseguido aglutinar en una misma década. Empezaba la era de los Golden State Warriors de Steve Kerr.
Claro que los focos no se los lleva Kerr. Los Warriors van a quedar en el recuerdo como el equipo de Steph Curry, el mejor y mayor triplista de la historia del baloncesto, de Klay Thompson y de Draymond Green. Tres jugadores drafteados, cultivados y desarrollados por Golden State hasta su eclosión. Una que coincide con la llegada de Steve Kerr al banquillo de Oakland y la explosión del baloncesto moderno, relevando a Mark Jackson y dando rienda suelta a la ofensiva con más y mejores alternativas que nunca hemos podido ver, y muy pocas veces se ha podido defender.
En 2015, Steph Curry era nombrado MVP de la NBA por primera vez en su carrera. Ese mismo año conseguía llevar a los Warriors a las finales de la NBA donde esperaban los Cavaliers de LeBron James. Sin Kevin Love ni Kyrie Irving, ambos lesionados en el camino hasta la serie por el título, James intentó todo para conseguir su tercer anillo. Pero entre el ataque de los Warriors y la defensa de Andre Iguodala, MVP de aquellas finales, poco pudieron hacer. Los Warriors ganaban su primer anillo desde 1975. Empezaba ahora sí la era de Stephen Curry, que tenía previsto llegar a su máximo nivel en 2016.
Ese año, por primera vez, el MVP de la temporada fue unánime. Y por primera vez también un equipo superaba el récord de victorias que los Bulls de Jordan habían dejado grabado en 1996 (72-10). Aquellos Warriors, aquel Curry, mejoraban la versión del año anterior. Era la cara de la NBA, eran el mayor reclamo del mundo. Su baloncesto era poesía y rock and rol al mismo tiempo, un ballet practicado por los mejores ejecutores del planeta. Los Warriors de 2016 son el epítome de la NBA, el arte hecha temporada de baloncesto. Aunque como bien dicta la historia, “it doesn’t mean a thing without a ring”. O traducido, no vale para nada si no se consigue el anillo. A punto estuvieron de caer en las finales de conferencia ante Oklahoma, pero levantaron un 3-1 en contra. Y en las Finales, quien si no, otra vez LeBron James. Sus sextas consecutivas.
Unas en las que por primera vez desde 2007, no llegaba como favorito. Y tampoco ayudó en nada que al acabar el cuarto partido, los Warriors tuvieran la serie 3-1 arriba. Nunca en la historia del baloncesto se había remontado un 3-1 en unas series por el título, ¿podría James? La duda ofende. Dos partidos seguidos de 41 puntos para el Rey, espectacularmente acompañado por la mejor versión de Kyrie Irving para forzar un séptimo que se jugaría en el Oracle Arena, ante casi veinte mil aficionados. Ninguno iba a animar a los Cavaliers, ninguno quería ver a Cleveland hacer historia. Ninguno pudo evitar el anillo de LeBron James. Para el recuerdo, el tapón sobre Iguodala con menos de un minuto por jugarse. Historia del baloncesto, como el triple de Kyrie para cerrar la serie.
VER 'LAS FINALES DE 2016' por ANTONI DAIMIEL
El premio para Cleveland, el primer anillo de la historia de la franquicia. El consuelo para los Warriors, conseguir a Kevin Durant en la agencia libre. El último jugador en conseguir el MVP antes que Curry se añadía a la lista de armas que Steve Kerr iba a disponer. En los próximos dos años perdieron solo seis partidos de playoffs de los 38 que jugaron, incluyendo un 4-0 y 4-1 ante Cleveland en las dos finales. Kevin Durant se llevó los dos MVPs, Curry, Klay y Dray consiguieron su tercer anillo y LeBron volvía a decidir algo que iba a cambiar el transcurso de la NBA. Ahora ponía rumbo a Los Angeles Lakers.
De golpe y tras ocho años de dominio, el Este quedaba abierto.
Un nuevo paradigma
Candidatos había muchos. Irving había cambiado Cleveland por Boston, aunque las cosas no salieron del todo bien, Kawhi había puesto rumbo a Toronto, Jimmy Butler y Tobias Harris se habían unido a Ben Simmons y Joel Embiid en Philadelphia y Giannis Antetokounmpo acaba de conseguir su primer MVP de la NBA con los Bucks. Sin LeBron, lesionado en California y fuera de playoffs, alguien iba a pisar unas finales por primera vez en mucho tiempo. Alguien incluso podría pelearle el anillo a los Warriors de Curry y Durant.
De los cuatro, fueron los Raptors quienes salieron victoriosos, no sin sufrimiento. Por el camino, Kawhi Leonard anotó el único game winner sobre la bocina en un séptimo partido en la historia de la NBA ante unos Sixers que dejaron escapar su mejor opción en la época del proceso. Y tras vencer a Milwaukee en seis, esperaban los Warriors. Eso sí, esta vez lo hacían con Durant lesionado (jugó 12 minutos), Klay Thompson renqueante y Draymond Green con molestias. Ni siquiera el mejor Curry pudo plantar cara a Toronto que consiguió el primer anillo para un equipo no estadounidense. Kawhi, por supuesto, fue el MVP de las Finales, aunque un mes más tarde hacía las maletas rumbo a Los Angeles… esta vez a los Clippers. La batalla de LA se volvía el gran atractivo de la NBA, pero la pandemia mundial paralizaba todo.
Por meses, el baloncesto, como el resto del mundo, pausó su actividad profesional. Ni partidos, ni entrenamientos. La NBA pasaba a segundo plano ante la urgencia de luchar ante coronavirus juntos, pero una vez se empezó a encontrar una relativa calma, la liga dibujó un plan para el recuerdo: la burbuja de Disney. La NBA mandó a Walt Disney World a 22 de los 30 equipos a Florida a competir por el anillo, los que todavía tenían opción de acceder a los playoffs. Sin público, esta era la nueva normalidad de la NBA. Se usó por ejemplo para probar proyectos como el play-in, un torneo para otorgar los últimos billetes para la postemporada, y fue un éxito.
Escuchar 'LAKERS, REGRESO AL TRONO' del podcast EL REVERSO
El anillo se lo llevaron los Lakers, pero por dos meses y medio, el mejor baloncesto del planeta se jugó bajo la atenta mirada de Mickey Mouse. Y en un guión de película, LeBron James volvió a lo más alto, ahora con los Lakers. Tercer equipo con el que consigue un título NBA y con el que gana un MVP de las Finales, sumando cuatro en ambas categorías. Fue ante Miami, aunque muy cerca estuvo la opción de revalidar los clásicos ante Boston que la NBA tanto anhela y no ha conseguido repetir desde 2010. Los Celtics, eso sí, han vuelto a pisar las finales desde entonces.
La más reciente, en 2022. Por el camino dejaron a los tres últimos equipos que les eliminaron: Brooklyn en primera ronda, vengando la serie de 2021, Milwaukee en semifinales, quien les apeló de la lucha en 2019 y Miami en finales de conferencia, el rival que les batió en la burbuja de 2020. Las series ante Miami y Milwaukee, vigente campeón, fueron ambas al séptimo partido. Y entre el cansancio y el rival en las finales, misión imposible. Porque tras dos años de respiro, los Warriors volvieron a unas finales. Tardó seis finales y ocho años, pero Curry por fin consiguió a la cuarta su MVP de las finales.
Pero si pensamos en el mejor jugador del mundo, el primero nombre que nos viene a la cabeza ya no es el de Steph.
El MVP ya no es americano
Por décadas, era impensable imaginar al mejor jugador del mundo alguien no nacido en Estados Unidos. Hakeem Olajuwon fue la excepción, Steve Nash y Dirk Nowtizki anomalías entre Tim Duncan, Kevin Garnett y LeBron James y en 70 temporadas de NBA, solo cuatro veces se había otorgado el MVP a un jugador nacido fuera del territorio estadounidense. Kareem Abdul-Jabbar, Michael Jordan y Bill Russell, por ejemplo, tenían más MVPs en su casa que el resto del planeta combinado. O al menos hasta los últimos años.
Desde 2019, el MVP ha sido un jugador internacional. Dos veces Giannis Antetokounmpo y otras dos veces seguidas Nikola Jokic, es la primera vez en la historia de la liga que el premio al mejor jugador está cuatro años consecutivos sin caer en manos de un jugador local, por decirlo así. Es más, en este 2022 los tres finalistas han sido internacionales: los dos mencionados y un Joel Embiid que finalizó segundo y que partirá como uno de los favoritos para el premio el próximo curso. Junto a ellos tres, Luka Doncic es otro de los candidatos a levantar el galardón. Porque el MVP ya no es americano. Ni el MVP ni ningún otro premio individual.
Desde 2010 seis veces el premio al mejor defensor del año ha recaído sobre un jugador europeo, incluyendo el de 2013 para Marc Gasol (Rudy Gobert, el que más con tres premios). Otros cuatro jugadores internacionales han levantado el Rookie of the Year (Karl-Anthony Towns, Andrew Wiggins, Ben Simmons y Luka Doncic) y tres veces más ha sido el jugador más mejorado, con Goran Dragic, Pascal Siakam y otra vez Giannis Antetokounmpo. El griego ha conseguido levantar ya el MVP, DPOY, MIP, además del anillo y el MVP de las NBA Finals en 2021. Y va camino de convertirse en el mejor europeo de la historia de la NBA. No sería una sorpresa pensar que esa lista, en 15 años, tiene tres nombres que están en la liga en el presente.
Porque el pasado es importante, pero el futuro es lo mejor. Han pasado 75 años. 75 temporadas de baloncesto al máximo nivel. Desde George Mikan hasta Scottie Barnes, el último rookie del año, uno de los que marcarán el futuro de la liga. Y pronto se cumplirá un siglo de la mejor liga del mundo, la que nos ha permitido disfrutar a Bill Russell y a Wilt Chamberlain, a Kareem Abdul-Jabbar, a Magic Johnson y Larry Bird, a Michael Jordan y más recientemente, a Shaquille O’Neal, Tim Duncan o LeBron James.
Y brindamos por los que vienen detrás.
Los mejores jugadores de la década de 2010 en la NBA
ALL DECADE 1st TEAM
PG — Steph Curry, Golden State Warriors
SG — James Harden, Oklahoma City Thunder, Houston Rockets, Brooklyn Nets y Philadelphia 76ers
SF — Kevin Durant, Oklahoma City Thunder, Golden State Warriors, Brooklyn Nets
PF — LeBron James, Cleveland Cavaliers, Miami Heat, Los Angeles Lakers
PF/C — Nikola Jokic, Denver Nuggets
ALL DECADE 2nd TEAM
PG — Chris Paul, New Orleans Hornets, Los Angeles Clippers, Houston Rockets, Oklahoma City Thunder, Phoenix Suns
SG — Dwayne Wade, Miami Heat, Chicago Bulls, Cleveland Cavaliers
SF — Kawhi Leonard, San Antonio Spurs, Toronto Raptors, Los Angeles Clippers
PF — Giannis Antetokounmpo, Milwaukee Bucks
C — Marc Gasol, Memphis Grizzlies, Toronto Raptors, Los Angeles Lakers
HONORABLE MENTIONS
— Russell Westbrook, Oklahoma City Thunder, Houston Rockets, Washington Wizards, Los Angeles Lakers — PG
— Kobe Bryant, Los Angeles Lakers — SG
— Klay Thompson y Draymond Green, Golden State Warriors — SG, PF
— Anthony Davis, New Orleans Pelicans, Los Angeles Lakers — PF