Por Enrique García

El 6 de julio de 2019 se produjo literalmente un terremoto en la NBA. No, esta no es una de esas ocasiones en las que se utiliza la palabra “literalmente” mal. Hubo un terremoto. Literal. Mientras Zion Williamson deslumbraba durante el New Orleans Pelicans vs New York Knicks de la Summer League de Las Vegas, un terremoto de magnitud 7.1 sacudió el pabellón y obligó a detener el encuentro. No, no se produjo al realizar Zion Williamson ningún mate.

Después llegó el otro terremoto. Este sí, el figurado. Unas horas después del movimiento sísmico supimos que Kawhi Leonard había decidido firmar con Los Angeles Clippers, y que lo haría llevándose de la mano a Paul George, quien se encontraba en los Oklahoma City Thunder. La presencia del escolta era un requisito imprescindible que quien era por aquel entonces MVP de las Finales había impuesto para desembarcar en L.A.

Lo que no sabíamos en aquel momento es que ese terremoto figurado iba a tener como consecuencia que un futuro candidato al MVP iba a moverse en aquella transacción, y que no se trataba de ninguno de los jugadores mencionados anteriormente. Con su decisión de firmar por los Clippers, el efecto mariposa terminó llevando a los Oklahoma City Thunder a un All Star, All-NBA y posible MVP: Shai Gilgeous-Alexander.

Escucha lo nuevo de El Reverso: 'El joven reino de Shai'

Iniciación

Shai llegó a Los Angeles Clippers por medio de un traspaso en el Draft de 2018, probablemente en la mejor camada de bases que llegó a la liga en un mismo Draft en mucho tiempo (Luka Doncic, Trae Young y Jalen Brunson también fueron elegidos esa misma noche).

Desde el primer momento el Shai rookie empezó a dejar detalles de lo que podría venir después. No se trató de un impacto inmediato como el de Luka o Trae, pero rápidamente se pudo ver el potencial que tenía aquel chico espigado que había llegado desde la Universidad de Kentucky. Más allá de sus promedios (10.8 puntos, 3.3 asistencias, 2.8 rebotes, 6º en la votación del ROY), lo que más llamó la atención fue su capacidad atlética e interés por absorber todo como una esponja.

Shai no llegó y se convirtió automáticamente en el jugador estrella de su franquicia como puede pasar con otros rookies, pero la configuración de aquellos Clippers pudo ayudarle en su aclimatación progresiva a la liga. El equipo entrenado por Doc Rivers era limitado pero peleón. Con Tobias Harris, Lou Williams, Montrezl Harrell y Danilo Gallinari como principales opciones ofensivas, el juego coral era su mejor baza. Un grupo que estaba llamado a conformarse con una temporada de transición porque no tenían estrellas pero tampoco ronda de Draft para poder tanquear, finalmente consiguió colarse como octavo en los Playoffs de la Conferencia Oeste.

La promesa de ese año rookie hizo que Sam Presti lo convirtiera en imprescindible en un traspaso si los Clippers querían a Paul George. Tenía que hacerse con él. Y como eran los Thunder quienes tenían la sartén por el mango, en su año sophomore Shai se convertiría en la pieza angular del proyecto de reconstrucción de Oklahoma City, con Presti traspasando también a Russell Westbrook a los Houston Rockets e iniciando una reconstrucción.

A toro pasado todos somos Manolete, pero Doc Rivers ha asegurado en varias ocasiones que él advirtió de que Shai iba a ser una estrella, y de que los Clippers debían plantearse si merecía la pena traspasarlo.

“Sí que dije ‘hombre, ¿no podemos dar a otro?’”, dijo Rivers en el podcast de Bill Simmons. “No podemos soltar a Shai. Incluso se lo dije a Kawhi cuando él decía que necesitaba a otra estrella para venir, y Kawhi lo puede corroborar, que le seguí diciendo que Shai iba a ser esa estrella”.

Según la historia del entrenador, Leonard le preguntó a Rivers cuánto pensaba que tardaría en convertirse en una estrella, y aunque siempre es difícil de evaluar cuánto va a tardar en cumplirse el potencial, o si se va a llegar a cumplir, Shai no tardó demasiado en cumplir las mejores previsiones.

“No creo que Kawhi se hubiera ido a los Lakers igualmente”, dijo Rivers sobre la posibilidad de que Leonard se hubiera ido al gran rival en el caso de no haber conseguido a Paul George. “Creo que siempre supo que iba a venir, pero él tenía todas las cartas. Solo vino a mi casa, no fue a casa de nadie en Toronto y con los Lakers se reunió en un hotel, no fue ni a sus instalaciones. Pero sí que vino a mi casa. Pero él tenía toda la ventaja negociadora y teníamos que pasar por el aro”.

 

Crecimiento

El más contento porque los Clippers pasaran por el aro fue Sam Presti. Ya tenía la primera piedra del nuevo proyecto. Con ese traspaso y los sucesivos fue amasando una fortuna de picks de Draft nunca vista antes en la NBA.

Las cosas pintaban bien en los despachos, y en la pista Shai iba cumpliendo con las mejores previsiones. Las circunstancias también ayudaban a que su crecimiento fuera progresivo. En su año sophomore, el primero en los Thunder, compartía vestuario y pista con Chris Paul, lo cual le liberó en la faceta creativa y pudo permitirse aprender del veterano base sin la exposición de aquel que tiene que decidir en todo momento lo que hace su equipo. Sus promedios subieron a 19 puntos, 3.3 asistencias y 5.9 rebotes, demostrando que también podía ser capaz de producir jugando sin el balón.

De nuevo, su equipo tuvo un mejor resultado que el que se esperaba en la pretemporada, y terminaron entrando en los Playoffs que se disputaron en la burbuja de Orlando. Después de esta Presti continuó con su plan, enviando ahora a Paul a Phoenix a cambio de más activos futuros.

Ahora sí, el volante estaba en las manos de Shai. Ya sin Chris Paul al lado y con total libertad para hacer y deshacer, sus promedios se establecieron en 23.7 puntos, 4.7 rebotes y 5.9 asistencias. Pero lo más importante es que empezó a marcar el estilo de juego que le ha llevado al éxito actual. Atacar el aro una y otra y otra vez. Poner una presión constante en la canasta rival que crease puntos para sí mismo y para sus compañeros. Desde el comienzo de esta temporada en cuestión, Shai ha liderado ampliamente la NBA en penetraciones a canasta por partido, con un promedio superior a las 24 por encuentro en esas cuatro campañas. Nadie más ha superado las 20 en todos esos años.

Pero la plantilla de los Thunder estaba en reconstrucción, y el proyecto pasaba por una fase en la que tocaba perder partidos. Es cierto que siempre dio la sensación de que podían ganar alguno más si esa hubiera sido su prioridad, pero desde los despachos y el banquillo estaban centrados en el desarrollo de los jugadores jóvenes y la adquisición de piezas de futuro. Fue ahí donde llegaron los Jalen Williams, Chet Holmgren y los picks que ahora son la base del equipo.

Quizás fuera porque la pandemia trastocó la forma de medir el tiempo para mucha gente, pero hubo algunos que, tras “solo” dos años de reconstrucción y un balance de 46-108, empezaron a plantearse la posibilidad de que Shai llegara a pedir el traspaso si aquella situación se alargaba.

“Ya sabía dónde me metía cuando firmé una extensión de 5 años”, decía Shai antes de la temporada 2022-23. “No creo que vayamos a seguir perdiendo durante mucho tiempo más. Creo en este equipo”.

No estaba equivocado. En esa misma temporada los Oklahoma City Thunder terminaron casi en el 50% de victorias (40-42) y entraron en el Play-In de la NBA. Ya habían pisado tímidamente la postemporada, y eran la apuesta de todos para dar un buen salto en la clasificación al año siguiente. Lo que seguro que pocos pensaron fue que iban a romper el techo y colocarse directamente en la élite de su conferencia.

Confirmación

En esta temporada los Oklahoma City Thunder ganaron 17 partidos más que en la anterior, para terminar con un balance de 57-25 y finalizar como primeros clasificados de la Conferencia Oeste.

Hubo varios factores en ese salto de calidad. El crecimiento interno del equipo fue uno muy importante, con un grupo de jóvenes que, bajo la tutela de Mark Daigneault, ha ido mejorando progresivamente cada temporada, muchachos que aman jugar junto al resto de sus compañeros y para su entrenador. El que más creció de todos ellos posiblemente fuera Jalen Williams, quien ha pasado de parecer un buen titular a apuntar mucho más arriba, como mínimo a futuro All-Star. Como mínimo. Que el rookie Chet Holmgren estuviera sano después de haberse el año anterior con una lesión también hizo que el grupo tuviera más equilibrio, reforzando la defensa del aro y añadiendo otra amenaza más en el ataque. Solo un alien francés ha impedido que ganara el premio al mejor novato del año.

Pero el crecimiento que de verdad coloca a los Oklahoma City Thunder en la línea de los contenders para ganar el anillo es el de Shai GIlgeous-Alexander. El jugador franquicia en realidad bajó su promedio anotador, pero lo hizo para mejorar en todo lo demás. Lanzando menos a la canasta, pero manteniendo el mismo porcentaje de uso que en la temporada pasada, Shai mejoró:

-       En eficiencia en el lanzamiento, pasando de un 62.6 TS% a un 63.6 TS%

-       En creación para sus compañeros, pasando de un porcentaje de asistencias del 25.7% a un 29.8%.

-       En protección del balón, disminuyendo su porcentaje de pérdidas del 10.1% al 8.4%.

-       En aporte en el rebote, capturando un 9.1% de los rebotes disponibles, por el 7.3% de la temporada anterior.

-       En impacto global, mejorando sus Win Shares (victorias añadidas) de 11.4 a 14.6, y su VORP (Value Over Replacement Player) de 5.6 a 7.1.

Todo ello sin tener en cuenta otro aspecto en el que Shai también ha mejorado progresivamente desde su año rookie al mismo nivel que el de esas categorías estadísticas, solo que en algo que no sale en ningún número: su liderazgo. Algo que coinciden en señalar todos aquellos que cubren el día a día de los Thunder es que Shai ha tomado el papel de líder del equipo también en el vestuario, siendo vocal con sus compañeros, exigiendo, pero también defendiendo ante entrenador y gerencia a aquellos que creen que deben tener más minutos, saliendo a más ruedas de prensa, etc.

En el momento en el que se escriben estas líneas aún no se sabe el resultado oficial, pero parece que Nikola Jokic se llevará su tercer MVP, y que Shai será segundo, o tercero como poco. No podemos saber si Kawhi Leonard hubiera aceptado quedarse con Shai y que no se realizara el traspaso si le hubiéramos dejado una bola mágica para ver en lo que se iba a convertir el base. Probablemente hubiera sucedido lo mismo que pasó, ya que cada año de un Kawhi Leonard equivale a siete años de carrera deportiva de cualquier otro deportista, y no podía perder tres temporadas en esperar a Shai.

En cierta manera los dos equipos ganaron a aquel traspaso porque ambos consiguieron lo que querían, unos a Kawhi Leonard y otros a su futuro jugador franquicia, pero hasta el otro principal involucrado en aquel movimiento sabe cuál es la realidad.

“Ya sabíamos que Shai iba a ser muy, muy bueno, pero es que es especial”, decía Paul George a principios de esta temporada. “Así que supongo que, al llevarse a un futuro MVP y picks de Draft, de alguna manera… Oklahoma City ganó el traspaso”.

Capítulos de El Reverso relacionados:

Descuento NBA Store Regístrate gratis en el NBA ID y disfruta de todas las ventajas de ser miembro

Descuento NBA Store Regístrate gratis en el NBA ID y disfruta de todas las ventajas de ser miembro