Por Alejandro Gaitán (@alejandroggo)
La década de los setenta representa un punto de inflexión en el baloncesto profesional americano. Se trata del periodo más abierto deportivamente visto, con diez equipos distintos jugando las NBA Finals y ocho campeones diferentes. Se trata del impasse competitivo entre la mayor rivalidad del baloncesto, Lakers y Celtics, que se pausa durante una década entre las épocas de Bill Russell y Wilt Chamberlain, y la llegada de Larry Bird y Magic Johnson. Y sobre todo se considera la última etapa de dominio del pívot al uso.
La década de los sesenta: La dictadura verde
Entre 1969 y 1979, el puesto de cinco roza la mayor importancia que una posición ha tenido nunca en el deporte, comparable a un quarterback en futbol americano o al pícher en el beisbol. Tener una estrella, un jugador dominante como referencia interior daba automáticamente la oportunidad de competir y soñar con el anillo; o por ponerlo al revés, sin un pívot de nivel MVP, no había opción alguna de ser campeón. Willis Reed, Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain, Dave Cowens, Bill Walton y Wes Unseld tienen algo en común. Todos fueron MVP de las Finales y llevaron a su equipo al campeonato.
Y todos ellos son pívots, la mayoría al uso, como se ha entendido el pívot en la historia. A la lista podemos sumar a Bob McAdoo, Artis Gilmore o Moses Malone, nombres que brillaron más en los ochenta o que empezaron su carrera en la ABA, pero que hicieron estragos en la pintura en la parte final de la década de los setenta. Iba a ser la última oportunidad que los pívots iban a tener para brillar, para ser los principales protagonistas de la NBA. Con la llegada de las franquicias de la ABA, la adaptación de la línea de triple y la aparición de jugadores como Bird, Magic y Michael Jordan, la influencia del cinco pasa a ser mucho menor (hasta la actualidad). Los setenta fueron la última gran camada de dominadores.
Pero de todos ellos destaca un nombre: Lew Alcindor, o como lo conoce la mayoría del planeta, Kareem Abdul-Jabbar.
El dominio de un gigante
La llegada de Kareem a la liga, todavía bajo su nombre de nacimiento, Lew Alcindor, coincide con la retirada de Bill Russell, el pívot que domino la NBA la década anterior en materia de anillos, y con las últimas temporadas de Wilt Chamberlain, quien rompió todos los récords de anotación, rebotes y efectividad. Abdul-Jabbar llegaba en el momento justo para recoger el testigo y apropiarse de la liga: entre 1971, su segunda temporada, y 1977, ya en los Lakers, sumo cinco MVPs de los siete que se entregaron. Uno de ellos, el único en la historia, lo hizo incluso sin clasificar a playoffs y con récord negativo; ese era su nivel.
Regístrate gratis en el NBA ID y disfruta de un 10% de descuento en NBA Store
En su primera temporada consiguió que los Bucks ganaran 56 partidos (por 28 del año anterior) y llevó al equipo hasta las finales de división, solo para caer ante unos Knicks a la postre campeones. Por aquel entonces, ya desde finales de los sesenta, New York se había convertido en uno de los favoritos del Este. Por eso, cuando en su segunda temporada llevó al equipo al título, nadie se sorprendió. Por el camino, el conjunto de Kareem y Oscar Robertson elimino a los Warriors y los Lakers, una serie mucho más complicada que las posteriores finales.
La irrupción de Abdul-Jabbar en la NBA fue tan instantánea como relevante. Cogió el testigo de Wilt como mejor jugador desde su segunda temporada (o incluso la primera), lideró a su franquicia al anillo y convirtió a los Bucks en un equipo habitual de los playoffs y una demoledora en temporada regular. Y cuando no clasificaron a post-temporada por primera vez desde su llegada a Wisconsin, pidió el traspaso. En 1975, Abdul-Jabbar hacía las maletas rumbo a Los Ángeles en la que sería la primera piedra de un proyecto conocido como el Showtime, los Lakers de los 80.
Tuvo muchos rivales, demasiados delante. Pero el dominio de Kareem fue sin precedente, sobre todo por continuado en el tiempo. Nadie ha dominado tanto y durante tanto tiempo. Lo hizo en Milwaukee por seis temporadas y lo repitió en Los Angeles por otras 14. En total, contando sus veinte cursos NBA, Kareem sumó seis anillos, seis premios MVP, 19 veces fue nombrado All Star y 15 All NBA. Durante sus primeras 17 temporadas anotó más de 20 puntos y en doce ocasiones capturó más de 10 rebotes. Fue el líder taponador histórico cuando se empezaron a contabilizar en 1974 y a día de hoy, sigue como máximo anotador de la NBA. Su única pega, no haber pisado las finales de manera más recurrente: lo hizo solo dos veces antes de 1980.
Y es que la NBA de los setenta fue la más abierta que vivimos hasta entonces.
Nuevas rivalidades
Tres veces en cuatro años, New York Knicks y Los Angeles Lakers se jugaron el anillo, con dos victorias para los de la Gran Manzana y solamente una para los californianos. En 1970, la segunda vez en 12 temporadas que Boston no pisaba las finales, los Lakers perdieron sus octavas finales consecutivas. Todas con Jerry West y siete de ellas con Elgin Baylor en sus filas.
El primer encuentro entre las dos históricas franquicias, pasará a la historia por la actuación de Willis Reed en el séptimo partido. Tras una lesión en el quinto encuentro y perderse el sexto (con New York 3-2 arriba), volvió para el último y decisivo, todavía renqueante, para la locura del Madison Square Garden. Su tarea, para nada fácil, fue defender a Wilt Chamberlain y llevar al equipo al primer anillo de la historia de la ciudad. Al descanso, el partido estaba sentenciado y Reed se convertía en el primer doble MVP que la liga tuvo: temporada regular y NBA Finals.
Repitieron en 1972, pero esta vez fueron los Lakers los que se llevaron el título en cinco partidos. Dominaron el año de principio a fin, consiguiendo 69 victorias, la cifra más alta hasta los 72 de Chicago en 1996. El único pero a la campaña fue Elgin Baylor: tras nueve partidos, y con problemas físicos que venían de lejos, el forward anunciaba su retirada del baloncesto profesional. Al siguiente partido, los Lakers empezarían una racha de 33 victorias consecutivas, todavía vigente como la racha más larga. Para mayo ganaban el primer título desde 1954 — Baylor, que se retiró con un récord de 0-8 en las finales, no pudo vivir ninguno de los dos hitos, aunque la franquicia le entregó un anillo en homenaje.
La última vez que New York y Lakers se cruzaron fue al año siguiente, en 1973. Era la temporada de la retirada de Wilt, que lideró la liga en rebotes y porcentaje de tiro de campo y que consiguió cargar al equipo hasta las NBA Finals una vez más. Los Knicks necesitaron dos partidos para robar el factor pista y cinco para cerrar la serie, consiguiendo el único anillo de Jerry Lucas y Earl Monroe, dos históricos de la NBA. Otra vez Willis Reed se llevaba el MVP de la serie por el título en un equipo cargado de nivel. A los ya mencionados se sumaban Dave DeBusshere, Walt Frazier o un Phil Jackson que luego lograría once más como entrenador. Un roster de leyenda en el Madison.
Regístrate gratis en el NBA ID y disfruta de un 10% de descuento en NBA Store
Por encima de las tres finales disputadas en la década por Lakers y Knicks solo encontramos a los Bullets con cuatro. Todavía en Baltimore, en 1971, fueron barridos en las series por el título por Kareem y los Bucks. Una vez se mudaron a Washington en 1973, repitieron finales en tres ocasiones más: volvieron a perder ante los Warriors de Rick Barry en 1975 y se vieron las caras en dos ocasiones con los Seattle SuperSonics en temporadas consecutivas, 1978 y 1979. Se repartieron un anillo para cada uno: Washington el primero, Seattle devolviendo el golpe un año después.
Son, hasta la fecha, los únicos títulos conseguidos por Washington y Seattle, y en total fueron tres temporadas consecutivas con un nuevo campeón. Un año antes de la rivalidad, los Portland Trail Blazers de Bill Walton se proclamaban campeones en su primera temporada en playoffs. Estuvieron a punto de repetir anillo, empezando el curso con un récord de 50-10, pero una lesión de su estrella les quito todas las opciones de competir ante Seattle en las semifinales de conferencia, pese a tener el mejor récord de la liga y factor pista en cada serie.
Nueva cara, nuevas franquicias
La década servía también para darle una nueva imagen a la liga. En 1971 la NBA estrenaba logo, uno tricolor que mantiene en la actualidad y que se basa en la figura estética de Jerry West. Fue un intento para de renovar la competición, un salto al profesionalismo de una liga que iba por buen camino. Fue un diseño de Alan Siegel, quien unos años antes había creado el logo de la Major League Baseball. El crecimiento de la competición exigía un cuidado de la imagen pública.
Ese mismo año, antes de iniciar la temporada 1970/71, tres nuevas franquicias llegaban a la liga: Portland Trail Blazers, Buffalo Braves (que se mudaría a San Diego a final de la década) y Cleveland Cavaliers. Una temporada más tarde los Rockets por fin se establecían en Houston, para 1973 nacían los Hawks y doce meses más tarde era el turno de los New Orleans Jazz. La liga seguía aumentando el número de equipos y el impacto económico crecía al mismo ritmo. Por eso, cuando la American Basketball League (ABA) se convirtió en un problema, robando el talento y la audiencia a partes iguales, la NBA acabó absorbiendo a sus mejores equipos.
En 1976 y tras nueve temporadas activas, Denver Nuggets, San Antonio Spurs, Indiana Pacers y los Nets, situados entonces en Nueva York, dejaban una extinta ABA y hacían las maletas rumbo a la NBA. La liga se expandía a 22 franquicias, superando cualquier marca previa imaginada. Fue el primer gran movimiento de Larry O’Brien como comisionado, que empezó su andadura en 1975 y aguantaría diez años, relevando a Walter Kennedy en el cargo. El crecimiento implicó, por ejemplo, que se empezaran a usar conferencias con sus respectivas divisiones o que los equipos clasificados a playoffs crecieran de cuatro (hasta 1975) a seis por conferencia. Como homenaje, el premio de campeón lleva todavía el nombre de Larry O’Brien.
Pequeños cambios que subían el nivel de la competición. Para 1979, por primera vez en la historia se cumplían tres temporadas consecutivas sin ver a Lakers o Celtics en las NBA Finals, las dos franquicias más dominadoras hasta la fecha. Curioso que al mismo tiempo, en marzo de 1979, Larry Bird y Magic Johnson, con sus respectivas universidades, jugaban el partido más visto de la historia de la NCAA. Meses más tarde, ambos debutarían en la NBA, uno en Boston y el otro en Los Angeles, subiendo el nivel de una rivalidad ya histórica.
Por 11 años consecutivos, Larry o Magic estuvieron en las NBA Finals. Para muchos, su presencia y duelos salvaron la NBA, para otros fue la mano de David Stern. Pero todo eso es una historia para otro día.
La década de los ochenta: Larry, Magic y David
Los mejores jugadores de la década de los setenta en la NBA
ALL DECADE 1st TEAM
PG — Walt Frazier, New York Knicks y Cleveland Cavaliers
SG — Rick Barry, Golden State Warriors y Houston Rockets
SF — John Havlicek, Boston Celtics
PF — Elvin Hayes, Houston Rockets y Washington Bullets
C — Kareem Abdul-Jabbar, Milwaukee Bucks y Los Angeles Lakers
ALL DECADE 2nd TEAM
PG — Pete Maravich, Atlanta Hawks, New Orleans Jazz
SG — Tiny Archibald, Kansas City Kings, New York Knicks y Boston Celtics
SF — Julius Erving, New Jersey Nets
PF — Bob McAdoo, Buffalo Braves, New York Knicks y Boston Celtics
C — Willis Reed, New York Knicks
HONORABLE MENTIONS
Dave Cowens, Boston Celtics — C
Wes Unseld, Washington Bullets — C
Bill Walton, Portland Trail Blazers — C
Artis Gilmore, Chicago Bulls — C