Por Alejandro Gaitán (@alejandroggo)

Esta es la historia de Michael Jeffrey Jordan. Conocido mundialmente como Michael Jordan o por uno de sus muchísimos apodos, desde Mike o Air Jordan hasta His Airness, Black Jesus o simplemente MJ, Jordan es para muchos el mejor jugador de la historia del baloncesto, el mejor que ha pisado una pista NBA o cualquier otra competición. Y su parte como jugador es tan solo una fracción de lo que representa Mike para el deporte.

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Y entonces, Michael Jordan

Seis veces campeón con sus seis MVPs de las Finales, cinco MVPs de temporada regular, 14 veces All Star, 10 veces All-NBA 1st Team, Rookie of the Year, primer jugador en ganar el Defensive Player y el MVP la misma temporada (1988). La lista de premios de Michael Jordan es la más extensa en la historia de este deporte, en la NBA y fuera de ella (campeón NCAA, dos veces oro olímpico con Estados Unidos). Porque el repertorio de galardones individuales sigue.

Pero su verdadero logro es, ademas de haber convertido el baloncesto en un deporte global y la NBA en un fenómeno de masas, haber trascendido más allá de la pista. Porque el dorsal 23 es Jordan, porque su logo y su marca han llegado al futbol, fútbol americano, carreras de coches o incluso a la gran pantalla con los Looney Tunes en la famosísima Space Jam.

Michael Jordan es, ademas de uno de los mejores jugadores (si no el mejor) de la historia, el momento donde cambia todo.

La década de los ochenta: Larry, Magic y David

El camino al Dorado

Drafteado con el pick #3 por los Chicago Bulls, Michael Jordan llegaba a la NBA en 1984 con un palmarés a la altura de muy pocos. Habiendo ganado el titulo universitario con un game winner en su primer año, habiendo sido premiado como jugador del año ese mismo 1984 y formando parte del mejor quinteto en sus dos últimos cursos en North Carolina. Por delante de Jordan salieron elegidos dos interiores, Hakeem Olajuwon rumbo a Houston y Sam Bowie por los Blazers. El nigeriano ganaría dos anillos en Texas, pero Bowie ha sido considerado por muchos el mayor error en la historia del draft de la NBA.

Su llegada a la NBA fue un golpe de efecto para la competición, que vivía el apogeo de la lucha entre Larry Bird y Magic Johnson, entre Boston y Lakers. Mientras las dos franquicias más grandes de la competición se jugaban el anillo, Jordan surgía como una sensación global en Chicago y en el resto de pabellones, que veían como flotaba en el aire anotando canastas inverosímiles por encima de los mejores cincos de la NBA. Michael Jordan es el primero en jugar de manera constante por encima del aro midiendo menos de dos metros (198 cm según la propia NBA).

Y el espectador se enamora. En su primera temporada convierte a los tristes Bulls en equipo de playoffs, cayendo ante los Bucks en primera ronda 3-1. Se lleva el galardón al mejor novato, ademas de ser All Star y participar en el concurso de mates. David Stern entiende la importancia de MJ y desde el primer día, apuesta por él. Los Bulls pasan a ser un clásico en televisión nacional, en jornadas especiales como Navidad o MLK, y en breve, el mundo entero iba a conocer a Jordan. Por desgracia, su segunda temporada la pasa alejado de las pistas casi en su totalidad: 18 partidos en total y con limitación de minutos.

Los Bulls consiguen entrar a playoffs con un mísero 30-52, uno de los peores récords NBA que ha clasificado a post-temporada en la historia. Por suerte, Jordan volvió para la primera ronda ante Boston y dejó una de sus mejores actuaciones vistas: 63 puntos en el segundo partido de la serie, récord vigente en un partido de playoffs, tras haber anotado 49 en el primero y con un promedio total de 43.7. Los Celtics barrieron la serie, pero Bird dejó una cita todavía histórica: “Hoy vi a Dios disfrazado de Michael Jordan”. Ahora sí, estaba entre los mejores de la NBA.

Desde su tercera temporada, Jordan fue el máximo anotador de la NBA cada año a excepción de 1995, cuando volvió a mitad de curso. En 1987 se fue a mi 37.1 puntos, la mas alta de la historia si no tenemos en cuenta a Wilt Chamberlain, pero otra vez los Celtics, en su última gran campaña, barrieron a Jordan. Acabada la dinastía verde de Larry Bird y compañía, se abría una ventana de oportunidad para los Bulls de dominar la conferencia Este; el único problema, los Bad Boys. Porque si alguien quería reinar en el Este más que Jordan eran los chicos malos de Detroit.

Entre 1988 y 1990, Jordan fue sin ningún tipo de duda, el mejor jugador de la NBA. Solo consiguió un MVP, en 1988, pero los Bulls se convirtieron en un equipo capaz de luchar por el anillo. Por primera vez la Chicago de Jordan pasaría de primera ronda tras vencer en Cleveland en un quinto y definitorio partido. Superada la primera piedra, quedaba el nuevo rey del Este, los Detroit Pistons. Y por tres años seguidos, Detroit venció a Chicago por el camino.

Michael Jordan Chicago Bulls Isiah Thomas Detroit Pistons Bad Boys

Cada temporada se acercaban un poquito más. Porque en 1988 fue un 4-1 en semifinales de conferencia, en 1989 fue un 4-2 en las finales del Este y para 1990, ya con Phil Jackson en el banquillo, un 4-3 en un séptimo disputado en Michigan. Las cosas tenían que cambiar en Chicago para poder superar a Detroit. Isiah Thomas, Joe Dumars, Bill Laimbeer, John Salley o Dennis Rodman usaban todas las armas disponibles para frenar a Jordan, y frenado el #23, Chicago se quedaba sin ideas.

Pero Jordan siempre tenia una solución para todo.

El primer three-peat

El juego que Detroit proponía era demasiado físico para los Bulls, que no podían aguantar el tono ante los Bad Boys. Y para solucionarlo, debían cambiar el nivel físico de la plantilla de Chicago. Al lado de Jordan, en 1991, el equipo contaba con piezas como Scottie Pippen, Horace Grant, John Paxson o Bill Cartwright y todos ellos, liderados por Mike, pasaron el verano en el gimnasio. El primer punto era ser más intenso que Detroit.

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El segundo, importante, era conseguir el factor pista. Los Pistons habían dominado la temporada regular los últimos años asegurando un posible séptimo partido en casa; para 1991, los Bulls quedaron primeros del Este con cinco partidos de ventaja sobre Boston y 11 sobre Detroit. Con 61 victorias se aseguraron el mejor récord de la NBA incluso.

Y tercero, empezar a poner en práctica el triangulo ofensivo de Phil Jackson. Un sistema de ataque con tres jugadores involucrados en el lado fuerte de la pista, uno de ellos en el poste bajo, para sobrecargar el peso del juego. Y de ahí, juego de movimiento y pase entre los jugadores que tienen un sistema automatizado. Se trata de un modelo que favorece el colectivo por encima de las individualidades, algo sorprendente contando con Jordan en el equipo, pero los Bulls de 1991 fueron los mejores hasta la fecha.

Para mayo, ya esperaban a los Pistons en las finales de la conferencia Este. Y los temidos Bad Boys les duraron cuatro noches. Jordan dominó como quiso y los Bulls barrieron al vigente campeón, ganando dos veces en Chicago y otras dos en el Palace of Auburn Hills ante más de 21.000 personas. Ahora sí, había nuevo dueño de la conferencia, faltaba saber si de la liga al completo, porque en las NBA Finals el duelo iba a ser con Magic y los Lakers.

Perdió Chicago el primero en casa, y los rumores empezaron: que si no tienen experiencia para ganar un campeonato, que si hay vértigo de llegar a las finales, que si los Lakers son mucho más capaces de competir a este nivel. Consiguieron igualar la serie antes de viajar a Los Angeles con 1-1, y en el Forum de California, se llevaron tres seguidos para conseguir el primer anillo de la historia de Chicago en la NBA. Durante las finales, Jordan dejó el famoso movimiento en el aire evitando a Sam Perkins y cambiando el balón de mano para conseguir la canasta.

Primer anillo Jordan celebrando con su madre

Ocho temporadas desde el debut de Jordan hasta su primer anillo, no iba a parar ahora. La siguiente temporada fue un calco, cambiando a los Pistons por New York Knicks. El equipo de Pat Ewing fue el mayor rival de Chicago, el único capaz de llevar a los Bulls a un séptimo partido en semifinales de conferencia: Jordan anotó 41 puntos y Pippen acabó con un triple-doble y las esperanzas neoyorquinas. Y las Finales esta vez serían ante Portland y Clyde Drexler, al que muchos periodistas pusieron al mismo nivel que Jordan intentando crear una nueva narrativa como Bird y Magic.

En el primer partido de las finales, Jordan anotó 35 puntos al descanso, incluyendo seis triples. Tras el último, se quedó mirando a las cámaras de televisión encogiendo los hombros; la serie iba a estar a merced de Jordan, que como el meme dice, se lo tomó personal. Los Bulls repitieron anillo 4-2 ante Portland, con otro MVP de las Finales para Mike. Y como no hay dos sin tres, para 1993 volvieron a las finales NBA. Esta vez, el rival eran los Suns de Charles Barkley, quien había sido nombrado MVP por delante de Jordan en la temporada regular.

Para el 23 fue personal otra vez. En los seis partidos que duraron vivos los Suns, Michael Jordan promedió 41 puntos por partido, incluyendo cuatro noches seguidas de +40 puntos, aunque esta vez el héroe fue John Paxson, que anotó el tiro de la victoria asistido por Jordan. Tres anillos seguidos para Jordan, un hito que no sucedía desde la dictadura de Bill Russell y Red Auerbach a inicio de los 60, en una NBA muy diferente. Había hecho historia y era tiempo de parar y probar otras cosas.

Por ejemplo, intentar ser jugador de beisbol profesional.

Retirada y vuelta, el segundo three-peat

En octubre de 1993, meses después de haber conseguido el primer three-peat, Michael Jordan anunciaba su retirada profesional debido a que ya no disfrutaba jugando al baloncesto como antes. Hubo muchos rumores alrededor de la decisión, pero factores como el asesinato de su padre o la presión de la prensa sobre sus quehaceres fuera de la pista fueron clave para decidir dejar la NBA. Fue una sorpresa para muchos, pero apoyada en todo momento por Jerry Reinsdorf, propietario de los Bulls y de Chicago White Sox, el equipo de beisbol de la ciudad.

Porque para febrero, había firmado un acuerdo para jugar en las ligas menores con la franquicia de Chicago con el objetivo de intentar llegar a la MLB, el sueño de su padre. Y mientras Jordan bateaba de manera promedio, la NBA seguía. Los Bulls, ahora con Pippen como referente y con Toni Kukoc en el equipo, seguían siendo importantes en la conferencia pero no pudieron superar a los Knicks en las semifinales de conferencia. El equipo de Pat Riley acabaría llegando a las Finales. Delante, Hakeem Olajuwon y unos Rockets imperiales.

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Aquel equipo de Rudy Tomjanovich conseguiría ganar dos anillos consecutivos aprovechando mejor que nadie la ausencia de Jordan. A los Knicks en siete en 1994 y a los Magic de Shaquille O´Neal en cuatro, la primera barrida de la década. Hakeem fue dos veces MVP de las Finales y MVP de la temporada regular en 1994 (David Robinson lo fue en 1995), además de Jugador Defensivo del Año, uniéndose a Jordan como los únicos en conseguir ambos premios el mismo curso (Giannis lo hizo también en 2020). Porque la NBA estuvo huérfana sin MJ, pero al mismo tiempo más abierta que nunca. Al menos hasta que el 23 volvió.

Coincidiendo con una huelga de jugadores de beisbol, Jordan emitió un corto pero impactante comunicado: “I’m back” (estoy de vuelta). Un día después, a mitad de la temporada 1995, Jordan volvía a vestirse de corto con los Bulls vistiendo el 45, su número como jugador de beisbol, ya que el 23 estaba retirado en su honor. En su primera noche anotó solo 19 puntos. Recuperó el 23, para el cuarto partido consiguió el game winner ante Atlanta, y para el quinto destrozó a los Knicks en el Madison Square Garden con 55 puntos. Jordan estaba de vuelta.

Y tras dos años con una NBA abierta, volvía el dueño.

Michael Jordan jugando con el dorsal 45 Chicago Bulls I'm back

El segundo three-peat

Porque en 1995, con Jordan fuera de forma, los Orlando Magic batirían a Chicago en seis. Y esa sería la última vez que Jordan perdería una serie de playoffs en su vida. Con la llegada de Dennis Rodman y la puesta a punto de Michael Jordan, la temporada 1996 sería una oda al baloncesto. Para muchos, la mejor campaña que un equipo ha disputado nunca. Los Bulls ganaron 72 partidos, la cifra más alta registrada en la liga (hasta los 73 de los Warriors en 2016) y se llevaron casi cada premio.

Phil Jackson fue el entrenador del año, Toni Kukoc el sexto hombre y Jerry Krause el mejor ejecutivo, Jordan, Pippen y Rodman fueron todos NBA All-Defensive First Team, Jordan y Pippen fueron All-NBA First Team y Jordan se llevó el MVP, el MVP del All Star y el MVP de las Finales, además de ser el máximo anotador de la liga. Nunca un equipo ha dominado una temporada al nivel de los Bulls de 1996, que llegaron a las NBA Finals perdiendo únicamente un partido por el camino en playoffs, en semifinales ante los Knicks, tras barrer a Miami y Orlando.

Cuartas finales de los Bulls, cuarto rival distinto. Esta vez fueron los SuperSonics de Gary Payton y Shawn Kemp los rivales que, como casi todos previamente, cayeron en seis. Tras el 3-0 de inicio en la serie, dos victorias locales de los Sonics pusieron emoción pero los de Chicago cerraron en casa el cuarto titulo para Jordan, Pippen, Phil Jackson y Jerry Krause. La mejor campaña de la historia se cerraba con el mejor broche posible, el anillo NBA. Aquellas finales las recordaba hace poco Antoni Daimiel en la nueva sección del NBA ID, Recuerdos Imborrables, junto a Quique Villalobos.

CONTENIDO EXCLUSIVO: Los momentos inolvidables de ANTONI DAIMIEL en la NBA

Las Finales de 1996 por Antoni Daimiel

Y el modelo de negocio de los Bulls de Rodman y Kukoc se pareció mucho al de los Bulls de 1991 a 1993. Tras el primer anillo, el equipo siguió funcionando como una máquina engrasada a la perfección. En 1997 repitieron cómo mejor equipo de la NBA con 69-13, perdieron dos partidos en todos los playoffs antes de llegar a las NBA Finals  (uno ante Atlanta, otro en Miami). Y para las finales, Jordan se volvió a encontrar con quién le había robado el MVP de temporada regular.

Esta vez no fue Barkley si no Karl Malone, el líder de unos Jazz que eran el rival más poderoso del Oeste. Venció Chicago ambos partidos como local antes de poner rumbo a Salt Lake City donde Utah empató la serie a dos. Y el quinto partido se ha convertido en uno de los misterios más grandes de la NBA, conocido como el flu game de Jordan. Mike llegó al pabellón con síntomas de gripe, fiebre y malestar general (en el documental The Last Dance explica que fue dolor estomacal por una pizza en mal estado).

No fue un problema para Jordan que anotó 38 puntos, incluyendo el triple final que le daría la victoria a los Bulls. Chicago no había estado por debajo en unas NBA Finals desde el 0-1 ante los Lakers en 1991, en su primera presencia, y el quinto partido ante Utah era clave para volver a casa con la opción de cerrarlo. Y no fue Jordan si no Steve Kerr quien metió el tiro en el sexto partido con cinco segundos en el reloj, una canasta que valía un anillo NBA, ahora sí, el quinto.

Franquicias ya habían ganado cinco anillos en siete temporadas, lo hicieron los Lakers en Minneapolis o Boston en los sesenta, pero nunca ha habido dos three-peats de la misma franquicia (Boston ganó ocho seguidos, pero tras pausa, no volvió a ganar tres). Y Jordan cuando existe la opción de hacer historia, no iba a dejarla pasar. En 1998, los Bulls volvían a conseguir el mejor récord de la conferencia, pero esta vez los Jazz se llevaban el mejor registro de la NBA. Y si querían el sexto título, deberían vencer en Salt Lake City.

62-20 en la temporada regular, 3-0 en primera ronda ante los Nets tras hacerse oficial el quinto MVP de Jordan, que también se había llevado el MVP del All Star Game, un 4-1 ante Charlotte con una accidental derrota en el United Center y la piedra más dura de todas, los Pacers de Reggie Miller y Larry Bird como entrenador en finales de conferencia. Chicago venció cada partido en Illinois, Indiana replicó en casa y todo se decidió en un séptimo, último de la historia de Jordan. Como casi siempre, MJ salió victorioso. Y esta vez repetía rival en las Finales.

Los Jazz jugaban como locales, venían de ganar ambos partidos en temporada regular y contaban con la mejor pareja de la NBA en John Stockton y Karl Malone, con ganas de vengarse por la derrota de la temporada anterior. Y se llevaron el primero en prórroga por tres puntos. Los Bulls no iban por delante en una serie por el título por primera vez desde 1991. ¿Era el final de Jordan y sus Bulls? Sufriendo, consiguieron empatar la serie antes de viajar a Chicago y para el tercero, el mayor golpe posible sobre la mesa.

Chicago destrozó a Utah por 42 puntos, la mayor diferencia en la historia de las finales de la NBA, 96-54. Una debacle que unida a la victoria en el cuarto partido, parecía definitiva. Pero Karl Malone, en su mejor partido en las finales, puso el 3-2 en el quinto y le daba a los Jazz la opción de ganar la serie si conseguían vencer los dos duelos en casa. En el sexto, llegaron a dominar por tres a falta de 40 segundos. El tramo final es conocido por el mundo entero. Así lo narraba Andrés Montes.

Ese fue el final de Jordan en la NBA. Dos puntos, un robo y un tiro final para dar la victoria a su equipo en el sexto anillo de su carrera, con el sexto MVP de las Finales, primera franquicia en conseguir dos three-peats diferentes. El cierre perfecto para la mayor leyenda de la historia de la NBA.

O al menos por un tiempo.

La NBA Post-Jordan

Sin el 23, la NBA quedó huérfana de un superhéroe, pero no por falta de candidatos. Entre 1991 y 1998, durante la dictadura de Jordan, llegaron a la NBA Shaquille O´Neal, Chris Webber, Alonzo Mourning, Kevin Garnett, Allen Iverson, Kobe Bryant, Steve Nash, Tim Duncan, Tracy McGrady, Vince Carter, Dirk Nowtizki o Paul Pierce. Todos ellos han sido MVP, campeones o hall of famers, si no las tres. El talento crecía día a día.

El primer anillo post-Jordan fue para los Spurs de Gregg Popovich. Con David Robinson y Tim Duncan en el equipo, los de San Antonio se deshicieron de los Knicks de Pat Ewing (que no jugó en esa serie). Fue el único año de descanso de Phil Jackson antes de volver a los banquillos, esta vez a Los Angeles, donde un joven Kobe Bryant quería pelear por el trono de Michael Jordan junto a Shaq.

Pero esa historia, a partir del año 2000, queda para otro día.

Los mejores jugadores de la década de los noventa en la NBA

Mejor quinteto NBA década de los 90 Michael Jordan Scottie Pippen Karl Malone Olajuwon Stockton

ALL DECADE 1st TEAM

PG John Stockton, Utah Jazz

SG Michael Jordan, Chicago Bulls

SF Scottie Pippen, Chicago Bulls, Houston Rockets y Portland Trail Blazers

PF — Karl Malone, Utah Jazz

C — Hakeem Olajuwon, Houston Rockets

ALL DECADE 2nd TEAM

PG Gary Payton, Seattle Supersonics

SG Clyde Drexler, Portland Trail Blazers y Houston Rockets

SF Charles Barkley, Philadelphia 76ers, Phoenix Suns y Houston Rockets

PF — Shawn Kemp, Seattle Supersonics, Cleveland Cavaliers

C — David Robinson, San Antonio Spurs

HONORABLE MENTIONS

— Reggie Miller, Indiana Pacers — SG

— Grant Hill, Detroit Pistons — SF

— Shaquille O’Neal, Orlando Magic, Los Angeles Lakers— C

— Patrick Ewing, New York Knicks — C

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